jueves, 3 de junio de 2021


 

El miércoles, día 2 de junio comentamos el libro El círculo, escrito por Dave Eggers y publicado en 2013. Este autor nacido en Boston ha visto esta obra llevada a la pantalla en 2017, la película protagonizada por actores y actrices relevantes sigue fielmente el texto del libro.

La presentadora del libro, Alicia, nos señala que le ha parecido muy buena la traducción de José Calvo, es casi como si se hubiera escrito en nuestro idioma, comenta.

Es un relato de ciencia ficción y a la vez de denuncia política, recuerda a la novela 1984 de Orwell, nos presenta una sociedad distópica. La novela está narrada con mucho ritmo, distribuyendo muy bien los golpes de efecto, curiosamente casi todas las acciones quedan sin un final cerrado continuando la trama en la siguiente.

Nos habla el libro de la existencia de una empresa muy influyente en todo el mundo que cuenta con unos 10.000 empleados muy creativos, con un pensamiento firme, no ponen pegas a nada de lo que se les ofrece ya que la empresa cubre al máximo todas sus necesidades, funcionan como una comunidad aislada que les proporciona hasta la forma de ocupar su ocio y que dispone de un sistema de software que es capaz de tener la información de todo lo que sucede en el mundo y con un objetivo, aparte del de ganar dinero, resolver problemas que tiene la humanidad, desde la protección a la infancia, hasta el control de la delincuencia.

Una de las participantes comenta que apenas ha leído el principio del libro ya que lo que le estaba contando le ponía los pelos de punta, a la protagonista le horroriza el trabajar en su pueblo en servicios sociales, después de haber estudiado una carrera y ve como una gran oportunidad la oferta del Círculo que va a diseñar hasta el ocio que va a tener.

La novela se lee muy bien, es rápida, despierta nuestro interés, pero no es una gran cosa literariamente, la línea argumental va paso a paso, muy linealmente, los personajes son de una sola pieza, son capaces de llevar adelante sus planteamientos por encima de todo, Mae, la protagonista es como una roca, Mercier es el contrapunto, también monolítico, aunque nos caiga más simpático.

El autor no tiene interés en los planteamientos literarios, sino en hablarnos de ese mundo distópico para criticarlo. Es una sociedad cerrada que va avanzando hasta el totalitarismo. No importan los sentimientos, Mae no atiende la crisis de su amiga Anne cuando sufre el trauma de su familia.

Este tipo de sociedades cerradas y autoritarias se dan también en nuestro entorno, pensemos en el Opus Dei y otras instituciones parecidas, incluso algunas organizaciones políticas y sobre todo las sectas religiosas o de otro tipo, son formas estupendas de resolver necesidades, pero se ha de asumir el paquete completo.

Otra persona comenta que al libro le sobran páginas, el ritmo de narración es fluido, pero a veces se enreda en descripciones superfluas que se podría haber ahorrado Eggers, sin embargo son muy interesante las informaciones que nos proporciona sobre la sociedad estadounidense, por ejemplo, acerca de la atención sanitaria tan precaria, a pesar de contar con seguros médicos o la deuda universitaria que les hipoteca por tiempo y tiempo a la manera de nuestra hipotecas inmobiliarias que nos atan a una deuda bancaria casi de por vida.

El libro no plantea una alternativa a esta sociedad altamente tecnificada y controladora, en los personajes se genera miedo, temen el perder el empleo y todos sus supuestos beneficios, y son capaces de ceder su intimidad y trabajar sin descanso cuando se les requiere.

Otra persona dice que estando de acuerdo con lo que se ha dicho hasta el momento, a él le ha sugerido una comparación con El cuento de la criada, 1984 y Google.

Es una de las distopías más duras que ha leído, la protagonista llega a cambiar radicalmente seguridad por libertad, el que está fuera de la empresa está condenado a vivir muy mal, además nos lo pinta como un mundo feliz en el que apetece vivir, no como en El cuento de la criada que es un lugar pésimo.

La empresa Google es fabulosa y siempre levanta la mano para ofrecerse en situaciones como el control del COVID, u otras necesidades sociales, para además de ganar dinero, obtener más control social.

Los jefes de la empresa son unos absolutos creyentes en la tecnología y a la vez son unos grandes manipuladores.

Otro participante comenta que la novela le ha interesado, sin embargo, le ha producido dolor de cabeza, el ritmo es tan rápido, nunca pone final a ninguna acción, siempre la enlaza con otra y no le permite reflexionar con calma.

Los trabajadores de la empresa compatibilizan varios trabajos, atienden seis pantallas a la vez, el capitalismo está muy presente. Es muy interesante el control del pensamiento y no te deja salir de ahí, también se resaltan las consignas, frases muy cortas, incluso de una sola palabra, este recurso ha sido muy utilizado por numerosos totalitarismos.

Un contertulio plantea que si la URSS hubiera dedicado sus recursos al desarrollo tecnológico en lugar de a la carrera espacial y armamentística y hubiese alcanzado antes que los EEUU esta alta tecnología, y esto hubiese estado en manos de Stalin, ¿qué hubiera pasado?

Pasamos a comentar la bondad o maldad de la tecnología y el uso que le estamos dando en nuestro entorno y sobre todo los jóvenes, hay un déficit de educación, tenemos cada vez más dependencia tecnológica; la tecnología no es mala en sí ya que puede permitir operar a corazón abierto en un remoto país africano, pero es mala si para conseguir eso tengo que vender mi alma al diablo. Está en nuestras manos el plantear una alternativa y podemos elegir entre los lemas primarios: Libertad o cerveza o tener un pensamiento más profundo y menos dependiente.  

Otra persona nos pregunta si nosotros tenemos ilusión por ver el futuro, ella dice que le da miedo, piensa que estamos en una decadencia, pero se plantea que hay gente interesada en otro tipo de sociedades diferentes y que no son tan minoría, además solo hay más que mirar los libros que se están vendiendo en esta librería y los temas que plantean y que alguien los lee o los leemos. La solución está en lo común. Si que puede haber alternativa, somos pocos, pero a lo largo de la Historia las revoluciones las han hecho los que no tienen nada que perder.

El libro nos habla de que los políticos se venden a los poderes económicos y que no les importa ser trasparentes si con esos consiguen otras prebendas.

La tecnología es aprovechable, pensemos en la ventaja que puede suponer el que nos implante un chip que controle nuestra salud de una manera positiva, sin embargo no estaríamos de acuerdo con la absoluta trasparencia que plantea el libro y en la manipulación del pensamiento que lleva a la protagonista a obrar de una determinada manera aunque sea contra sus principios y que  llegan a anular su personalidad (igual les pasó a los judíos en la Segunda Guerra Mundial que les llegaron a convencer de que eran personas de segunda categoría), nosotros cedemos nuestros datos a veces involuntariamente, y asumimos que nos van a controlar, es más, a veces tenemos una absoluta dependencia y llevamos el teléfono móvil a todos lados por no perdernos nada de lo que nos puedan estar comunicando, deberíamos pensar en tener momentos limpios y hacer un uso más racional de las tecnologías para no caer en una adicción tóxica.

Es difícil salir del círculo, pero hace 20 años no teníamos teléfonos móviles y no pasaba nada, no existía Amazon y comprábamos en las tiendas locales y ahora, aunque nos resistimos y no tenemos cuenta en esta empresa, a veces recurrimos a nuestros hijos que sí que la tiene para pedir algún artículo y así se va cerrando el círculo. Otro ejemplo de empresas tecnoógicas son las wikis, en donde se comparten informaciones y experiencias y que puedes seguir o no pero que te pueden resultar útiles. En la novela se plantea que el conocimiento humano debería ser compartido y estar al alcance de todos, pero no es eso lo que la empresa hace, sino que su objetivo es el control total.

Pocas tecnologías son malvadas en sí, el problema es el capitalismo que las utiliza en su provecho, agigantando la seducción de la facilidad que ofrecen, además, esto es permeable a todas las clases sociales y mucho más a la gente joven. Otro concepto del que hablamos fue el de la prisa, algo inherente también al capitalismo, conseguir procesos rápidos para acumular más bienes en su provecho.

Se comentó, así mismo lo terrible que es la dependencia que tenemos a pensar de una determinada manera, por ejemplo, el culto al cuerpo, en la novela a los empleados de la empresa se les lleva al pensamiento único, se destruye la personalidad individual y la capacidad de reflexión, nosotros destacamos la importancia de la educación para tener recursos con los que afrontar la dependencia tecnológica.

El control también existía en tiempos en los pueblos pequeños y mucha gente huyo de ellos para evitar este control, además estaba la Iglesia y el cacique como poderes fácticos supervisores, parece que las nuevas generaciones no les importa estar expuestas y compartir su imagen y pensamiento. Por otro lado, se destaca que en los pueblos pequeños además del control existían los cuidados de los propios vecinos entre sí y que eso se debería recuperar, y de hecho ya hay algunas experiencias en nuestros barrios.

El libro ha dado pie a muchas e interesantes reflexiones, la tecnología es buena si hacemos un uso racional y no dejamos su control en manos de un capitalismo individualista.