El pasado miércoles, día 6 de
abril nos reunimos para comentar el libro El lunes nos querrán de Najat
el Hachmin.
Pilar González comenzó
presentando la biografía y la trayectoria literaria de la autora que recibió el
Premio Nadal en el 2021 por este libro; el estilo narrativo del mismo quiere
asemejarse a las cartas y a la tradición oral de la cultura de la familia de la
protagonista. Nos habla de que las mujeres quieren vivir en un
mundo feminista y reivindicativo, se ve claramente esta vindicación en la
posición que El Hachmin tiene con respecto al hiyab como símbolo de identidad
no válida.
El libro es una autobiografía que
se lee bien, con párrafos largos, sin diálogos, es una carta que escribe a una
amiga. Tiene varios personajes, Said, Yamal, Raquel, Javier…, pero a las chicas
principales la autora no les da nombre.
Hay un choque cultural en la
historia y una lucha de las protagonistas por ser libres. En su situación, no
les dejaban ser como querían manifestarse y se produce en ellas un desarraigo.
No son comprendidas ni por cultura de procedencia ni por la que les ha
“acogido”. Muestran sus posiciones en la sexualidad, el amor, la amistad, la
maternidad, el enfrentamiento con el padre, la valoración de su madre, la
relación con su cuerpo, la anorexia, la bulimia, etc.
Son conscientes de los límites culturales,
del dolor que les produce la ruptura.
El título del libro: El lunes
nos querrán hace referencia a los objetivos que se plantean como mujeres y
que no siempre son fáciles de alcanzar.
Comentamos que el libro ha
gustado, y alguien dice que lo ha disfrutado más al releerlo para preparar la
sesión. Es una carta escrita para una amiga después de muerta y el
reconocimiento de un fracaso; plantea muchos temas interesantes: la vida de los
emigrantes, el barrio de Las tres torres, la falta de contacto con la cultura
de acogida, el choque en el colegio, el ambiente oscuro de la rumorología de la
cultura patriarcal en un círculo tan cerrado, es como una cápsula dentro de
otro mundo. Expresa que los varones se ven más imposibilitados a participar de
la nueva cultura.
La sociedad de acogida los mira
con exotismo, hablamos de que el término de integración es peligroso, el
multiculturalismo ha de respetar los derechos humanos como algo imprescindible.
Otro participante dice que le ha
gustado el libro ya que abre un abanico de dudas que están en el día a día. Es
una narración introspectiva, como una terapia, las protagonistas nos dan su
punto de vista, dividen la sociedad entre nosotros y vosotros y se plantean
cuestiones básicas, como la libertad individual y la colectiva.
La cultura está sobrevalorada y
manipulada, no se puede confundir tradición (dar un cachetazo a una mujer) con
la cultura que es algo que avanza, no se puede ser permisivos con otras
culturas que denigran a la mujer, pero tenemos que ser proactivos. Hablamos del
ejemplo de Turquía con el velo, antes Erdogan la mayoría de las mujeres iban
sin velo y ahora son mayoría las que se lo ponen.
La intreculturalidad significa que estamos abierto a otros, siempre con respeto
a los valores básicos y no acepta las cuestiones que planteen atrasos en
derechos, sí que hay una cultura a compartir, por ejemplo, la que se refiere a las comidas, a la
literatura, a la música…
La protagonista, señala otra
participante, sufre un desarraigo, no quiere hablar árabe. En la novela se
reivindica la palabra “moro”.
Se señala que el barrio determina
las condiciones de la vida, tiene un espacio, un tiempo y una situación que lo
hacen singular, alguna de las cosas que allí suceden estaban hasta hace unos
años en nuestra cultura, (a mí me ha pasado, comenta alguién, que mi hermano más pequeño tenía
más libertad que yo cuando éramos niños) es un barrio de emigrantes pobres y
cerrado.
Otra participante señala con
respecto al velo que en los primeros tiempos cuando veíamos en la escuela mujeres
con velo nos chocaba, pero en las mismas aulas podíamos ver a monjas con toca y
no pasaba nada.
Los hombres musulmanes en los dos
casos al principio son muy abiertos y luego se radicalizan.
Se opina que no se considera que
la protagonista haya fracasado, pues a pesar de que a los doce años le habían
elegido marido, logra liberarse de la familia y eso sí, en un momento dado se
culpabiliza de no haber elegido un buen padre para su hijo. Ellas querían ser
amadas tal y como eran.
Se habla de que se deja que el
barrio se convierta en un gueto, esto es, el lugar donde se concentra lo más
retrogrado de las culturas y con pocas posibilidades de avanzar.
La protagonista actúa con
prejuicios en el instituto, su ideal es ser una chica blanca, no se atreve a
contactar con otro compañero por el que se siente atraída, pero sí que lo hace
con Yamal; con Javier la relación es diferente. En algún momento parece
insinuarse que puede haber amor entre las dos amigas, pero es algo diferente,
una fuerte amistad.
No hay ascensor social, la
sociedad no les da esa oportunidad, sin soberanía económica no puedes pretender
tener capacidad de elegir, la protagonista es muy inteligente, pero no logra lo
que quiere, su amiga es una emprendedora y tampoco lo consigue, la sociedad y
la cultura se lo impide, no tienen apoyos. Nos llama la atención el concepto de
mujeres de 2ª mano.
Hay un islam más moderado, más
normal, pero la religión consolida el poder. Yamal se radicaliza. Hablamos de
que ahora en las mezquitas se recibe dinero de Arabía Saudí y viene imanes más
fundamentalistas y el Gobierno debería controlar este asunto para no permitir
estas radicalizaciones. Nos movemos en la sociedad, con una doble moral,
admitimos que Catar subvencione al Barça y permitimos que paguen las mezquitas
y el dinero no entra gratuitamente. Las
familias se resisten a aceptar otras culturas y sobre todo ofrecen mucha
resistencia a la igualdad. Las religiones hay que dejarlas para el ámbito de lo íntimo.
Los cristianos también
reinterpretan la Biblia, al igual que los musulmanes el Corán, de joven alguna
de las participantes se crio en un ambiente muy religioso, pero ha podido
evolucionar.
Cuando vamos de turismo a países
pobres nos gusta su exotismo, eso es pobreza, es desigualdad. Los blancos
llevamos en los genes la supremacía interna y hay que desprenderse de ella. La
plaza de Marrakech, Jamaa El Fna es considerada por algunos escritores
(Goitisolo) como un valor cultural de la Humanidad y otros escritores
marroquíes lo consideran un atraso.
Hay que distinguir la cultura
árabe del islamismo, nos cuesta aceptar la diferencia, no tiene que haber
culturización, sino intercambio cultural.
Pasamos a comentar diferentes
experiencias como emigrantes en otros países, con los diferentes niveles
culturales, de lengua, de costumbres, hay muchos elementos que se entrecruzan.
Destacar las diferencias es una manera de enfrentar, los nacionalismos, el
racismo, el nosotros-los otros, son formas de no querer llegar a convivir.
El libro ha gustado y es muy
recomendable, habla de la amistad, del desarraigo, también del machismo, del
racismo, pero sobre todo del clasismo. La protagonista es una mujer que quiere
gestionar su propia vida a pesar del entorno, pretende ser feliz.