El pasado miércoles día 6 de
septiembre comentamos el libro La ciudad de Lara Moreno.
Una lectora comienza diciendo que
el libro le ha parecido hiperrealista, una realidad que nos salpica y que
también nos anestesia.
Otro lector opina que le han
gustado las dos historias de las emigrantes, pero que la de Oliva le ha
resultado excesiva, no entiende cómo ha podido aguantar esa situación, puesto
que ella tiene la sartén por el mango y tiene experiencia previa de vida en
pareja. Las dos historias de emigrantes dan variedad al texto. En la de Oliva
hay una evolución, pero es a peor.
Otra participante opina que le ha
parecido muy realista, se refleja la angustia y por su experiencia laboral con
mujeres maltratadas, dice que esta situación tiene una gran similitud como cuando
se está sometida a un consumo abusivo de drogas; nos cuesta ponernos en su
lugar, ella sabe que le va mal, pero allí continúa, necesitará una ayuda fuerte
para salir de allí. Además, estas mujeres tienen que tomar decisiones
importantes y no están en condiciones mentales para hacerlo. Piensa que la
autora ha tenido que tenido que convivir con alguna mujer maltratada para
escribir la novela y comprender lo que significa emocionalmente esta situación.
Max, el maltratador parece que
viene de un partido político de izquierdas y esto podría ser una razón para no
actuar como lo hace. Se habla de que Oliva es el personaje que más pena da,
parece que va a tomar ansiolíticos para mejorar, pero justo llega la pandemia.
Se continúa analizando la
situación de Oliva, tiene una baja autoestima, ha consultado a una psiquiatra,
pero desde allí tampoco le llega ayuda, es preciso que ella sea consciente del
problema.
La situación de Haría es
diferente, ella aguanta todo lo que le pasa por encontrar a su hijo. El
escenario de maltrato de estas mujeres trabajadoras de la fresa tiene el
añadido de la violencia sexual. Damaris tiene una gran dependencia de los que
le dan trabajo y estos también abusan de ella. El escenario en el que termina
viviendo Haría es de lo más realista y la señora del 2º es un claro ejemplo del
abuso que se produce frente a estas personas sin recursos.
Haría tiene un hándicap añadido y
es el desconocimiento del idioma, pero en las dos emigrantes hay una cierta red
de solidaridad, curiosamente con la marroquí son hombres los que, de alguna
manera, le ayudan.
Se destaca la delicadeza de la
autora que no desvela si el chaval muerto en los bajos del camión puede ser el
hijo de Haría.
Otro lector cuenta su experiencia
de un viaje a Melilla para conocer y ayudar a los emigrantes que malviven allí,
pero afirma que es muy difícil su situación, son incapaces de reaccionar, no
pueden defender sus derechos por el miedo que tienen, si no somo nosotros los
que les saquemos de esa situación, ellos no lo podrán hacer. El enemigo está
demás, en los países coloniales de Europa que da dinero a Marruecos para que
mantenga esa situación. Se habla también de las guerras que contribuyen a crear
este escenario, y se hace hincapié en que en Zaragoza existe una fábrica de armamento.
Se afirma que cuando el presidente Sánchez fue a ver al presidente de los EE
UU, este le dio unas instrucciones sobre cómo Europa tendría que actuar.
Está muy bien descrito el
enfrentamiento entre Damaris y los señores. Max es un narcisista, se afirma de
la pareja de Oliva, ejerce un absoluto poder psicológico sobre ella, es un ser
un tanto oscuro.
La cuidad también es protagonista
con la diferencia de clases según la zona y también se ve esta diferencia de
clases en los pisos de la casa, interiores, exteriores…
Un lector afirma que no se ha
terminado el libro, no le ha gustado la forma de narrar y cada capítulo le
angustiaba, le gustaría profundizar en el título de la novela y afirma que no
somos capaces de ir más allá en nuestros análisis, tampoco se entiende el hecho
de que hay personas que dejan su país para buscar un trabajo y aquí se
encuentran en una situación casi peor.
Se habla del miedo como una
barrera que te impide salir de ciertas situaciones, solo cuando el asunto se
pone inaguantable es cuando te propones cambiar.
Otro lector quiere destacar que
hay un nexo de unión entre las tres historias, que son realistas, pero que son
estereotipos de situaciones en la sociedad, más que el miedo lo que nos bloquea
es la soledad, vivimos en una sociedad individualista que fomenta el miedo,
miedo al fracaso, miedo a que esa supuesta red de amigos a los que no te
atreves a pedir ayuda, te den la espalda, la solución tiene que estar en ellas,
en que se atrevan a decir “necesito ayuda”.
Las revoluciones las han hecho
las gentes que no han tenido nada que perder, los que los han machacado de tal
manera que no tienen otra salida. Siempre nos quedamos en lo mismo, somos unos
“intelectualillos”, pero tenemos que construir una nueva sociedad donde los
cuidados y la vida estén en el centro. Se habla de que aparte del problema del
consumo de fresas, está el asunto del decrecimiento. Nosotros no vamos a
solucionar nada, pero hay que dar una vuelta al capitalismo que es el sustento
de todas estas injusticias. Nos encontramos cómodos, pero estamos atrapados en
la sociedad de consumo y también las personas que quieren emigrar; a través de
las parabólicas les llegan informaciones del falso paraíso y se convierten en
víctimas de la propia sociedad de consumo. El sistema capitalista está
esperando que vengan aquí para tener mano de obra barata y así realimentarse.
No terminamos de encontrar la
solución para estos problemas tan enormes, pero una lectora constata que esto
es un grupo de lectura y no puede volver a casa desmoralizada.
Si las mujeres como Oliva y las
otras vivieran en una sociedad más comunitaria, tendrían más recursos para
salir de su situación, viven aisladas, no existe el grupo.
El capitalismo de las
multinacionales trata de echar a los emigrantes cuando no les sirven y es de
justicia atenderlos, y ellos tienen la obligación de trabajar y de tener todos
los derechos.
En otro momento se afirma que se
habla mucho del miedo, pero hay que hablar también de la vergüenza y este
sentimiento se da mucho en el maltrato. No pensamos que podemos tener el veneno
y el antídoto, este es contar con lo comunitario. Se ve algún rasgo de esto en
la novela, la solidaridad entre las que conviven en el piso de Damaris, el
tazón de caldo que le dejan en la puerta a Oliva.
Un lector habla de la enumeración
de tareas que hace una mujer a lo largo del día y que es sorprendente. Se dice
que en la familia de Damaris lo peor no ha sido la muerte del marido, otras
muertes hubieran sido más tremendas, la relación que mantiene con su hermana
está muy bien descrita. Los temores de Damaris y Haría se plasman de una manera
muy adecuada, pensemos en la dificultad añadida esta última por el
desconocimiento de la lengua.
Se piden disculpas por haber
inquietado al grupo.
Otro lector cuestiona que el
estilo literario sea el adecuado, el salto de un capítulo a otro no le ha
parecido bueno y en todos ellos se presenta una situación opresiva y de ella no
se va a poder salir. Se constata que en el capítulo dedicado al terremoto se
utiliza mucho lenguaje latinoamericano.
Se habla de que la autora ha
introducido en el libro las historias de Damaris y Haría como un recurso para
escribir sobre la situación de Oliva. Se habla del papel del bar que describe
también la diferencia de clases.
Sabemos de todas estas
situaciones, pero nos ponemos antifaces, la autora nos muestra la realidad, y
nosotros enraizamos esa realidad con nuestra vida y nuestro pasado y de alguna
manera escribimos nuestro propio libro, lo construimos de acuerdo a nuestras
vivencias.
Constatamos la cantidad de
comentarios que nos sugiere la lectura y de lo que los demás componentes del
grupo van aportando.