El pasado miércoles comentamos en el Taller de lectura la
segunda parte del libro Contra la igualdad de oportunidades, un panfleto
igualitarista de César Rendueles.
Después de la presentación del libro y de leer una cita de
Joseph Stiglitz (economista keinesiano y Premio Nobel) que dice: “El 90 % de
los que nacen pobres, mueren pobres por más inteligentes y trabajadores que
sean y el 90 % de los que nacen ricos, mueren ricos por más idiotas y haraganes
que sean. Por eso deducimos que la meritocracia
no tiene ningún valor”.
Se comenzó el debate constando que las diferencias
ambientales y culturales establecen las diferencias de desarrollo de los niños
y su vida futura.
Se habló de lo que se ha escuchado hoy en la tele que las
cuotas que cobran en los colegios concertados llegan hasta los 900 € cuando
tenían que ser gratuitos al estar subvencionados. Se habla de la anomalía
española en la educación la enseñanza concertada segregadora, que ningún
partido se ha atrevido a cambiar, de la importancia que tiene y que se mantiene
por la presión de la Iglesia que es la propietaria de la mayoría de estos
colegios. Este tipo de enseñanza es un foco de desigualdad. El apoyo de los
diferentes gobiernos a este modelo de escuelas es otro síntoma del derribo de
lo púbico que se está produciendo continuamente.
Se pasó a señalar que la derecha se ha apropiado de la
palabra “libertad”, defendida desde siempre por la izquierda y se ha manipulado
el concepto.
Se comentó la desmovilización que se nota en la sociedad
sobre todo en los jóvenes a pesar de los graves problemas de la vivienda, los
bajos salarios, etc. Y que se debería retomar el debate y volver a crear estructuras sociales
reivindicativas como lo fueron en su día las asociaciones de vecinos o los
sindicatos, hubo un impulso importante con el 15M pero no se ha continuado en
esa línea. Los partidos políticos hacen un programa que no llevaran a la
práctica (dicen que no les da tiempo en 4 años) y buscan una cara bonita que
los represente. Se ha conseguido una presencia de la mujer en las listas
electorales, pero no de los trabajadores y trabajadoras (manuales o de servicios),
casi todos los diputados y diputadas son de ese 30% de las clases medias
aspiracionistas. La abstención está en esas personas en riesgo de exclusión,
por lo que los partidos no cuentan con ellas.
El autor no habla del desencanto, no comenta que en la
Transición estábamos más motivados, pero sí que dice que es necesaria una
sociedad estructurada para retomar la defensa de la igualdad real.
Se estuvo deliberando sobre la utilidad o no de las
concentraciones minoritarias que se están haciendo últimamente. Se echa de
menos las movilizaciones que se consiguieron con la “mareas”. Se habló de que
el gran triunfo del capitalismo es el individualismo que también se ha
fomentado desde la educación. La defensa del feminismo o la de la mejora de las
jubilaciones deberían ser una reivindicación de toda la sociedad. Se recomienda
la lectura del libro: “Por una Constitución de la Tierra” de Luigi Ferrajoli.
También se expuso que no tenemos contacto con la realidad de las capas más
bajas de la sociedad. Perdemos derechos y la gente deja de confiar en la
política. Hay que defender el bien común y como mucho defendemos el bien de
nuestro sector.
Se habló de que la izquierda no sabe explicar lo que hace en
el gobierno y no contesta al acoso de la derecha sobre todo en los medios de
comunicación.
Se volvió a incidir en los movimientos que había en los años
70 con la defensa de la escuela pública, y otras muchas reivindicaciones, había
mucha gente trabajando no por lo personal y tenía detrás personas que no habían
tenido oportunidad de formares pero que tenían una conciencia de que había que
cambiar. La ideología y la voluntad daba mucho empuje.
En fin, estamos de acuerdo en que es un libro para leer
despacio, releer a ratos y meditar sobre las variadas y profundas cuestiones que
plantea.
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