jueves, 2 de marzo de 2023

 


El pasado miércoles nos reunimos para comentar el libro de Cristina García Reboyo, El sonido de las olas.

Se habló de que es una novela que se lee con facilidad, pero que es muy prescindible.

En la primera historia ya se nos da la clave, no va a poder salir de la situación en la que está la protagonista y va a acabar en una frustrada. No hay un desarrollo de los personajes, ni una evolución en su pensamiento, la autora podría haber seguido contando cosas, pero no sucedería nada nuevo.

El relato parte de pequeñas anécdotas que se van perdiendo y acaban en cualquier parte. Un ejemplo es la relación con Gustavo que no tiene una continuidad y el final es algo raro, después de buscar una salida de su situación se queda a cuidarlo sin explicar muy bien el porqué de esta decisión. Es como si la autora tuviera unos buenos mimbres que no supiera como desarrollar. Se comenta que si no hubiese escrito las seis últimas páginas de esta parte del libro, quizás hubiera sido mejor.

El lenguaje es fácil, nos han llamado la atención las palabras un tanto desconocidas que utiliza, los insultos de la madre (culicagada…), alguno de los participantes ha buscado en el diccionario el significado de varias de ellas y resulta que son palabras de castellano puro, pero en desuso en nuestro país, sin embargo se siguen utilizando en Colombia; otras son modismos propios del lugar.

Nos preguntamos, ¿se enamora de Antonio? Es extraño, ya que cuando están teniendo relaciones ella se acuerda de Gustavo.

La escritora va contando distintas escenas y allí la gente expresa su opinión. Tratando de compararla con otras autoras, parece que va dando brochazos y marcando territorios reales o imaginarios que van a componer un cuadro. Tendría que ser más racional, tener una trama más clara.

A mí me gustó más la segunda novela, afirma otra lectora, Caty es entrañable, las mellis unas petardas, la madre insufrible y desbordada, al pobre niño ni lo atienden y el personaje que podría dar más juego, el del padre está mas desdibujado.

Otra persona afirma que el lenguaje le recuerda al libro “Mazurca para los muertos” de C.J. Cela, es así como hablamos, con frases que se contradicen y tendemos a no  escuchar al interlocutor y por lo tanto no se le responde racionalmente. También se apunta la posible influencia de García Márquez se pude ver con la muerte del padre que no es tal.

Hablamos de la metaliteratura que hay en la segunda parte de la segunda novela, es curioso que los recuerdos que tú tienes de algo no coinciden exactamente con los de las otras personas con las que has compartido la misma experiencia. En esta segunda parte va explicando cómo ha ido creando la novela anterior y cómo podría haber sido otro tipo de novela.

En un comentario de WhatsApp que envío una de las participantes, que no pudo asistir, incidía en el asunto de la soledad y es cierto que está presente en casi todos los personajes.

Nos sorprende también la falta de afección en la niña, su madre le insulta y le pega y a ella no le afecta nada. Hay una ausencia de análisis de la personalidad de los personajes. El padre que como ya hemos apuntado podría haber dado más juego, se le deja como un misterio.

La narración va avanzando a base de anécdotas, trata de reflejar las distintas relaciones que se establecen, pero son como flases que va soltando, nos ha parecido que le falta madurez literaria.

Nos han llamado la atención la cantidad de comidas que se nombren, sobre todo las del desayuno. Por ejemplo, los huevos pericos (os dejo la receta: Los huevos pericos se hacen con tomate y cebolla y se sirven para desayunar. Se trata de una receta tradicional de Colombia muy sencilla y rápida de hacer, que no tiene ninguna complicación y queda deliciosa. Ingredientes: 1 tomate maduro, 1 cebolla larga (la parte verde) 6 huevos, aceite y sal. Solo hay que picar el tomate y la cebolla, freírlos y añadir los huevos y revolver, se les puede acompañar de arepas y chocolate) o el sancocho (uno de los platos típicos más reconocidos de Colombia. Es un caldo o sopa normalmente espeso a base de tubérculos como la papa, la yuca, el ñame, la arracacha y ahuyama. Los ingredientes más destacados del Sancocho son la yuca, el plátano y la papa, al que se agrega alguna carne, (pollo, gallina, cerdo, pescado, res, costilla, cola o rabo, etc), lo cual le da el nombre final al sancocho, por ejemplo, sancocho de "carne" o "entero", "de gallina", "de costilla", "de mondongo", "de rabo" (carne de res, gallina y cerdo), entre otros).

Las tres obritas señalan tres situaciones sociales distintas, la 1ª los protagonistas pertenecen a la capa media baja, que no va a salir del atolladero, la 2ª se centran en las clases medias no ricas, pero que tienen relación con los ricos y en la 3ª estarían ya los más ricos.

La tercera novela me ha parecido, dice alguien, un folletín con las relaciones: amistades y rupturas que se producen con el añadido del Opus, otra persona afirma que esta parte le ha parecido inquietante, parece que comienza con una violación; es horrible lo que le pasa a la quinceañera violada, que sea ella la que tenga que abandonar la escuela y la que es repudiada.

Nos preguntamos si existe el racismo en la obra y en el país y la respuesta es sí a todo. Entre los pobres el racismo se acentúa.

Esta autora tiene capacidades, admiramos su talento para crear personajes, para intuir una trama que tiene conexión con la realidad, eso que cuenta podría haber ocurrido, pero se dice que nosotros seríamos incapaces de hacerlo y dotarlo de un cierto interés.

Los libros de la autora se han traducido a muchos idiomas, quizás debido a su fácil lectura y al discurrir de su narración.

Las tres novelas tienen en común la personalidad de sus protagonistas, tres mujeres que recuerdan su juventud con un componente feminista y un retrato de la sociedad colombiana. La autora tiene una forma de escribir que nos parece moderna y por eso quizás no le hemos encontrado todo lo que Cristina García Reboyo nos quiere transmitir.


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