lunes, 8 de noviembre de 2021


 

El libro Como si hubiera un mañana ha resultado muy sugerente y ha propiciado muchas reflexiones.

Jesús Pola nos hizo una introducción que podéis leer en la entrada anterior.

El libro ha resultado algo difícil de leer, sobre todo algunos artículos, especialmente el segundo, pero aporta ideas muy interesantes: que el cambio climático no es un síntoma, que la enfermedad es el capitalismo, la implicación de las generaciones jóvenes, la clave está en aprender a vivir bien y de forma justa, con menos materiales y energía, la importancia de los cuidados a la madre Tierra y a nosotros mismos. el mito de que la tecnología mejorará las condiciones y se superará la crisis climática, el ecosocilismo, la nueva agricultura, la reorganización de las ciudades…

También se comentó que hay ideas que se repiten a lo largo del libro, al ser un conjunto de artículos de varios autores.

La Naturaleza tiene límites, el cambio climático traerá conflictos entre países y dentro de los mismos. También se habló de que este cambio no afecta por igual a todos. Se aportó que en el libro se hace una modernización del marxismo en un momento en el que éste estaba de capa caída. Al final resulta un libro interesante, que tendría que ser un texto obligatorio para los programas de gobierno.

Se habló de que en estos momentos, en Glasgow se está hablando de esto, pero algunos mandatarios van con ochenta cochazos.

El cambio climático, se argumentó, traerá la revolución.

El título del libro “Como si hubiera un mañana” es muy apropiado y algunos autores muy solventes.

Hay contradicciones a superar como la relación entre cierre de centrales y pérdida de empleo, lo que sugiere que tendría el Estado que cubrir las necesidades básicas y el trabajo sacarlo de esa ecuación. Debemos hablar de deconstruir, pero también considerar que hay pueblos que no han llegado ni de lejos a nuestro nivel de desarrollo. El cambio será doloroso por lo que significa de renuncia o de aumento de precio (el de la energía eléctrica, por ejemplo).

La tecnología no es la solución y menos si está en manos de las multinacionales. Tiene que haber equidad, sostenibilidad y reparto de riqueza. No se ve en el momento actual un movimiento capaz de llevar adelante lo que propone el libro. Sí que hay experiencias de economía social, propuestas de municipalización de la energía, y otras pequeñas cosas. Sí se trabaja en una fábrica no me tengo que preocupar solo de cobrar un salario digno, sino de producir ecologicamente. Tiene que haber más democracia y trasparencia (grandes parques solares, pertenecientes a fondos buitre) y, por supuesto, falta pedagogía.

La agroecología es una gran alternativa al empleo, la PAC favorece a las grandes familias de siempre. El mundo agrario tiene muchos asuntos que resolver, la soberanía alimentaria, por ejemplo, que no tenemos.

También se habló de que estos temas importan a los jóvenes y de igual modo sus derivadas: migrantes ambientales, refugiados. Todo es muy complejo, tenemos muchas contradicciones propias que deberemos resolver.

El debate fue muy amplio, el cambio climático está ahí y la transición ecológica será muy dura, deberemos pensar muy bien nuestro voto para elegir a los y las políticos que defiendan una sostenibilidad justa, democrática y trasparente.

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